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Si alguna vez has navegado por Internet y te ha saltado ese molesto aviso que dice “Este sitio utiliza cookies”, seguramente te hayas preguntado qué son las cookies y por qué todos los sitios web parecen obsesionados con ellas. Tranquilo, no son galletas (aunque el nombre invite a pensarlo). En realidad, las cookies son pequeños archivos digitales que guardan información sobre ti, tus hábitos y tus preferencias mientras navegas por la red. En este artículo te voy a contar de forma sencilla y directa qué son, para qué sirven y por qué a veces las amamos y otras las odiamos.
¿Qué son las cookies de un navegador?
Las cookies de un navegador son pequeños fragmentos de texto que un sitio web envía a tu navegador (como Chrome, Safari o Firefox) cada vez que visitas una página. El navegador las guarda en tu dispositivo —ya sea un ordenador, una tablet o un móvil— para que la próxima vez que entres a esa web, esta “te recuerde”.
Por ejemplo, si entras en una tienda online y dejas un producto en el carrito, una cookie guarda esa información para que no desaparezca cuando vuelvas. O si accedes a tu red social favorita, las cookies ayudan a mantener tu sesión iniciada sin tener que volver a escribir tu contraseña.
Básicamente, las cookies hacen que tu navegación sea más cómoda y personalizada. Sin ellas, Internet sería bastante más torpe: tendrías que iniciar sesión en cada página cada vez, los sitios no recordarán tus preferencias y las webs no podrían ofrecerle contenido adaptado a ti.
Además, si quieres desenvolverte mejor con la tecnología en general, te puede resultar útil aprender qué es la ofimática y para qué sirve, ya que comprender estas herramientas te ayudará a manejar tu navegador y tus programas de forma más eficiente.
Eso sí, aunque son útiles, también plantean cuestiones sobre privacidad, ya que algunas cookies pueden rastrear tus movimientos en la red para mostrarte anuncios o recopilar información sobre tus intereses.
¿Para qué se utilizan las cookies?
Las cookies se usan para muchas cosas, y no todas tienen que ver con la publicidad. De hecho, podríamos decir que existen tres grandes motivos por los que las webs utilizan cookies: funcionalidad, personalización y análisis.
- Funcionalidad:
Estas cookies permiten que el sitio funcione correctamente. Son las que mantienen tu sesión iniciada, recuerdan el idioma que elegiste o guardan los artículos que agregaste al carrito. Sin ellas, muchas webs simplemente no funcionan bien. - Personalización:
Aquí entran las cookies que guardan tus preferencias, como la región, el tema de color o las páginas que más visitas. Gracias a ellas, cuando vuelves a una web, esta puede adaptarse a ti y ofrecerte una experiencia más fluida y familiar. - Análisis y rendimiento:
Estas cookies recopilan datos anónimos sobre cómo usas un sitio web: qué páginas visitas, cuánto tiempo pasas en cada una o desde qué dispositivo entras. Los propietarios de las webs usan esa información para mejorar sus contenidos, corregir errores y optimizar el rendimiento.
Por último, están las cookies publicitarias, que son las más polémicas. Estas son las que registran tus intereses para mostrarte anuncios personalizados. Si alguna vez has buscado un producto y luego te lo han mostrado hasta en la sopa, ya sabes a quién culpar: a las cookies de marketing.
¿Qué tipos diferentes de cookies existen en la web?
Existen diferentes tipos de cookies, y conocerlas te ayuda a entender mejor cómo interactúas con las páginas web. No todas son malas ni peligrosas, pero vale la pena saber qué hace cada una.
- Cookies propias:
Son las que crea el propio sitio web que estás visitando. Por ejemplo, si entras a una tienda online, la cookie que recuerda tu carrito pertenece a esa misma tienda. Suelen ser seguras y se usan para mejorar la experiencia del usuario. - Cookies de terceros:
Estas las instala un dominio diferente al del sitio que estás visitando, normalmente para mostrar anuncios o recopilar estadísticas. Hablaremos de ellas más abajo porque merecen su propio apartado. - Cookies de sesión:
Son temporales y desaparecen cuando cierras el navegador. Sirven para mantenerte logueado mientras navegas o para recordar los pasos en un formulario. - Cookies persistentes:
Permanecen guardadas en tu dispositivo por un tiempo determinado (que puede ir desde unos minutos hasta varios meses). Gracias a ellas, cuando vuelves a una web, esta te “reconoce” y carga tus preferencias. - Cookies técnicas:
Son las más básicas y necesarias. Sin ellas, la web no podría funcionar correctamente. Por eso, muchos sitios no te permiten desactivarlas. - Cookies de análisis:
Permiten medir el tráfico de un sitio web y analizar el comportamiento de los usuarios para mejorar contenidos o detectar errores. - Cookies publicitarias:
Estas son las responsables de que los anuncios se adapten a tus gustos. Pueden provenir de terceros y hacer seguimiento de tus visitas a diferentes sitios.
Como ves, no todas las cookies son iguales. Algunas son necesarias y hacen tu vida digital más cómoda, mientras que otras pueden sentirse un poco invasivas si te preocupa la privacidad.
¿Qué es una cookie de terceros?
Una cookie de terceros es aquella que no pertenece al sitio web que estás visitando, sino a otra empresa externa. Normalmente, estas cookies se instalan cuando la web que visitas tiene contenido de otras plataformas, como un vídeo de YouTube, un botón de “Me gusta” de Facebook o un anuncio de Google Ads.
Imagina que visitas un blog de viajes y ves banners publicitarios de hoteles o vuelos. Esos anuncios probablemente están gestionados por una red publicitaria que coloca sus propias cookies en tu navegador para rastrear tus intereses y ofrecer publicidad más relevante.
El problema es que esas cookies no solo actúan en una web, sino que te siguen por diferentes sitios. Así, pueden crear un perfil bastante completo sobre tus gustos, hábitos y preferencias. Es por eso que la Unión Europea y otras regiones han implementado normativas como el RGPD (Reglamento General de Protección de Datos), que obliga a los sitios a pedir permiso antes de instalar este tipo de cookies.
Si alguna vez te has preguntado por qué las webs te piden que aceptes o rechaces las cookies, ahora ya lo sabes: la mayoría de estas cookies son de terceros, y las leyes buscan darte control sobre lo que compartes.
Ahora que ya sabes qué son las cookies, seguramente las mires con otros ojos. Son herramientas que, bien utilizadas, hacen tu navegación más fácil y personalizada, pero también pueden convertirse en una ventana abierta a tu privacidad si no se gestionan correctamente.
La clave está en el equilibrio: permitir las cookies necesarias para que la web funcione bien, pero ser consciente de qué información compartes y con quién. Hoy en día, la mayoría de navegadores te permiten gestionar las cookies fácilmente desde la configuración, borrarlas o incluso bloquear las de terceros.
Así que la próxima vez que entres a una web y veas el aviso de cookies, sabrás exactamente qué estás aceptando. Y aunque no sean tan dulces como las galletas de verdad, al menos ahora entendemos su función y su importancia en el mundo digital.
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