¿Estudiar con música es bueno? Te lo contamos

Muchos estudiantes tienen la costumbre de poner una melodía agradable en sus auriculares con la intención de mejorar su productividad. Seguro que alguna vez te has preguntado: ¿es estudiar con música bueno? Sí, estudiar con música es tan bueno que hay una rama científica dedicada a estudiar los efectos positivos de la música en el cerebro: la musicoterapia. 

Por el contrario, estudiar mientras tenemos la radio encendida o la televisión puesta nos hace correr el riesgo de prestar más atención a cualquiera de ellas que al tema que debemos estudiar. No utilizamos todo nuestro potencial en el estudio porque hay un coste de atención que nos fatiga. Caemos en la multitarea, arriesgándonos a poner más atención en los estímulos externos recibidos que en asimilar los conceptos que estamos estudiando. Para evitar estas situaciones recurrentes que nos distraen del estudio podemos valernos del poder de la música.

Estudiar con música es bueno, ¿seguro?

Disponemos de suficientes datos científicos con los que sostener la teoría de que estudiar con música es bueno. La comunidad científica ha realizado numerosas observaciones en grupos sometidos a diversas condiciones ambientales de estudio en las últimas décadas. La relación entre música y eficiencia en el estudio ha sido estudiada en profundidad.

La neurociencia ha descubierto cómo la música afecta a nuestro cerebro y cuerpo, constatando el efecto positivo de la música en la concentración efectiva para tareas intelectuales. Podemos diferenciar los efectos positivos de estudiar con música en dos ramas principales: el aspecto emocional y el componente de aislamiento sensorial.

El aspecto emocional es decisivo. Los estudiantes que obtienen mejores resultados son aquellos que se sienten predispuestos para el estudio, motivados para abordar la tarea con el máximo interés. No siempre es fácil, hay días en los que dar ese primer paso de sentarse en la silla y afrontar los apuntes se hace más complicado que el tema que tenemos que estudiar. Muchas veces nos ponemos a limpiar, a mirar el móvil o a visitar la nevera una y otra vez con tal de dejar la tarea para más tarde. La música puede ser un aliado muy apropiado para evitar la procrastinación, quitarse de encima la pereza y encontrar el equilibrio necesario para sumergirnos en una sesión de estudio. 

Estudiar con música implica, en cierta medida, aislarnos del mundo que nos rodea: un ambiente lleno de distracciones y excusas para no estudiar. La concentración es un aspecto clave en nuestra capacidad de comprensión y memorización, dos de las competencias laborales más demandadas.  Por mucho que encontremos un lugar tranquilo y silencioso, siempre estaremos expuestos al ruido. El más leve sonido puede evocar algo en nosotros y distraernos. Existe, además, el inevitable ruido propio: las preocupaciones que afloran en cuanto les damos espacio.

El aislamiento sensorial evita la competencia perceptiva. Con ayuda de la música podemos centrar nuestros sentidos en el estudio y controlar los estímulos recibidos para favorecer la concentración y mantenerla durante un determinado periodo de tiempo. Si nuestros sentidos no tienen otro reclamo que la tarea a la cual queremos consagrar nuestros esfuerzos, podremos profundizar en ella con mayor facilidad, mejorando nuestros resultados. Seremos más productivos, capaces de terminar la tarea en menos tiempo. 

Consejos para estudiar con música 

Una vez hemos constatado que estudiar con música es bueno porque puede ser un gran aliado para la concentración y la productividad, debemos saber cómo sacarle el mejor partido. ¿Cómo puedo introducir la música en mi estudio para tener mejores resultados? 

Es muy aconsejable hacer del estudio un ritual que dé comienzo con música. Nuestro cerebro percibe el cambio de tarea y deja atrás otras preocupaciones, disminuyendo el riesgo de procrastinación. Dedicar al estudio el tiempo que merece es muy importante.

 ¿Qué tipo de música se recomienda escuchar para estudiar?

No hay una respuesta definitiva a esta pregunta porque cada estudiante tiene sus preferencias musicales. En la variedad está el gusto. Lo importante es elegir canciones que te gusten sin preocuparte de otras consideraciones. Cualquier melodía escogida con el corazón puede ser válida antes, durante o después del estudio. 

El ritual de estudio se compone de tres etapas diferenciadas (antes, durante y después) con distintos requerimientos, por lo que puedes agrupar tu selección musical en categorías. Recomendamos etiquetar canciones previamente para evitar perder el tiempo mientras estudias. Puedes diferenciarlas según sea música ergotrópica (te activa) o música tropotrópica (te desactiva). Evita reproducir las melodías elegidas en aplicaciones con publicidad porque te sacan de la atmósfera tan cuidadosamente creada. 

Antes de comenzar cualquier tarea intelectual, es recomendable escuchar música que refleje tu estado de ánimo en ese momento. No funciona cambiar de ánimo abruptamente sino hacerlo de manera sutil. Si estás motivado, elige una canción que te impulse. Si tienes pocas ganas, elige una música tranquila con la que te identifiques y te aporte equilibrio. En este momento previo al estudio puedes escuchar una canción con letra, el objetivo es sumergirse en la melodía para dejar atrás la procrastinación y lograr levantar un muro de aislamiento sensorial que asegure la concentración.

Durante el estudio, debemos construir una atmósfera propicia capaz de mantener la atención el tiempo necesario para lograr una rutina sólida. Siempre es importante memorizar y comprender lo que leemos, pero este aspecto es determinante en estudios que requieren altas necesidades de atención, así como para preparar pruebas que requieran memorizar mucho temario, como es el caso de unas oposiciones. Tener una atmósfera aislada donde desarrollar nuestro ritual de estudio puede marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso. Es aconsejable escuchar música instrumental porque se queda como un telón de fondo que no nos distrae, por muy buena que sea. Cuando ya estamos acostumbrados a estudiar con música, un auricular puede ser más que suficiente.

El sistema nervioso autónomo se puede regular con música y el equilibrio es el punto óptimo para el estudio. Utiliza música equilibrada sin letra que tararear ni estridencias. Si te distrae, busca algo diferente. 

El momento del día en el que ubiques tu sesión de estudio influye en la música a escuchar. Por ejemplo, si previamente realizaste esfuerzo físico, escucha música con bajas revoluciones para reducir la euforia. Si, por el contrario, te acabas de despertar o tienes que estudiar por la noche, pon música con más ritmo para encontrar un estado óptimo de ánimo. 

Debemos añadir pausas en nuestro ritual de estudio. Las utilizamos como un respiro necesario para recargar energías y seguir concentrados en la tarea. Es aconsejable escuchar música en las pausas de estudio, pues ayuda a no salir de la atmósfera creada. La duración de las canciones elegidas puede también servirnos como temporizador de la pausa. 

Al terminar de estudiar, regálate tu canción favorita como un premio a tu cerebro. Incluso al finalizar el tiempo estipulado al estudio, es positivo escuchar música como manera de recompensar el buen trabajo realizado y continuar con nuestra día motivados.

Estudiar con música, ¿Cuándo es recomendable?

La música tiene tantos efectos positivos en nuestro sistema nervioso que todo el mundo puede convertirla en su mejor compañera de estudios. Si bien es cierto que es especialmente recomendable en algunos casos, como por ejemplo períodos de depresión, estrés o ansiedad; entornos familiares muy amplios o momentos de intensa vida social.

Podemos servirnos de la música para contrarrestar un clima desfavorable que nos baje el ánimo. Intercala en tu playlist sonidos de lluvia si el día es muy caluroso o sonidos primaverales los días lluviosos y será de gran ayuda para sumergirte en tu atmósfera de estudio.

En conclusión, ¿es bueno estudiar con música?

El silencio siempre es una opción aunque es casi una utopía, es mejor que controlemos los estímulos recibidos con el propósito de crear la atmósfera propicia. Encuentra el momento del día en que puedas aislarte de otras preocupaciones y, dar el primer paso de sentarse a estudiar, no será tan complicado como parece. 

Con el tiempo, una melodía puede convertirse en una señal para dejar a un lado otras preocupaciones y poner a nuestro cerebro en modo estudio. Se suele decir que cada maestrillo tiene su librillo, obviando que cada estudiante tiene también el suyo propio: costumbres arraigadas que nos acompañan a lo largo del día a día. 

Analizar nuestros hábitos de estudio es el primer paso para mejorar el rendimiento académico. Añade unos sencillos tips para estudiar en casa, escoge la música apropiada y serás capaz de establecer tu propio ritual con el que aprovechar mejor el tiempo de estudio.

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